Por la
Copa de Oro de Juveniles, Barkojba derrotó 2 a 0 a Lamroth en un partido
decisivo que termina de definir para qué esta cada equipo. Los dos goles fueron
convertidos por Tomás Stambulsky. El encuentro se jugó en Benavidez, en donde
el conjunto local no había perdido en este campeonato.
Los de Moreno
llegaban a este partido con solo las ganas de divertirse y eso fue lo que les
permitió sacar el partido adelante. Esto se debe a que en esta Copa de Oro de
Juveniles nunca pudo conocer la victoria. Mientras que Lamroth venia de una
derrota contra Csis pero que sin embargo no los sacaba de la lucha por el
campeonato.
En el primer
tiempo se vio a un Barkojba ordenado, siempre estando sobre la jugada y atento
a la segunda situación. Mientras que los locales mostraban todo lo contrario,
con bastante desorden en el fondo debido a varias lesiones y algún que otro
expulsado. Esto ultimo se vio bien claro cuando llego la jugada del primero gol
de los visitantes, cuando Tomas Stambulsky metió una buena diagonal y quedó
mano a mano con el arquero el cual no pudo hacer nada frente a la calidad del
delantero.
En el segundo
tiempo se vio un conjunto local más decidido a atacar, con una formación mas
ofensiva obviamente frente a un resultado adverso. Al pasar los minutos y al
ver que no podía penetrar la buena defensa de Barkojba, Lamorth se empezó a
desesperar y a desordenar cada vez más. Esto lo pudo advertir bien el delantero
que había anotado el primer gol y, tras una contra en donde el defensa local
quedó mal parada, Stambul pudo definir
el partido con un gran amague al arquero de Selección, Matías Haase.
Ya llegando al
final del partido y con un Lamroth bastante exaltado por el resultado adverso,
el delantero Francisco Pezzini tuvo una discusión con un defensor de Barkojba,
en donde ambos se fueron expulsados a manos de un árbitro que no supo llevar
las riendas de un partido más que trabado.
Es así que
este encuentro terminó de definir para qué esta cada equipo. Barkojba bien
abajo pero con intención de jugar y Lamorth, aunque prendido todavía arriba,
sin muchas ganas de salir campeón o por lo menos, jugar un buen fútbol.
Por Javier Romero.
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