Alan Inwentarz, jugador y sub-capitán del Lamroth campeón, cuenta cómo
fue el proceso que llevó a los de Benavidez nuevamente a la máxima categoría
del fútbol de FACCMA y comparte las expectativas para el año siguiente.
En el año 2000 Alan Inwentarz (izquierda en la foto) volvió a la Argentina tras vivir en Israel cinco años. Allí jugaba de lateral por
izquierda en el Hapoel Hashkelon, equipo de la ciudad en la que vivía. “Yo tenía
que faltar un entrenamiento y llamé al entrenador para avisarle, pero no me
atendió y dije algo así como ‘que hijo de puta’, pero no para putearlo, sino
como descargo, con tanta mala suerte de que quedó grabado en el contestador
automático”. Como castigo, Alan no recibió la nueva camiseta del club y se puso
a llorar. “Así terminó mi carrera profesional; parecía que iba a ser el tres de
la selección israelí, pero no pudo ser”, cuenta entre risas.
Al llegar a la Argentina e
integrarse a la comunidad Lamroth Hakol por una familia amiga, su entonces entrenador,
Demián Novizky, lo apodó “Tanque” por su contextura física y lo rebautizó como
delantero. “Había jugado algunos partidos de 3 pero Demi, al dar la formación
para un partido, dijo: ‘El nueve es Alan y a partir de ahora es mi tanque de
goles’”. Y así fue. Junto a Alan Novizky, actualmente en Macabi, se repartieron
los festejos en la 6º División. Pero en el 2014 Daniel Sosa, actual DT de la Primera
de Lamroth, decidió que Alan jugase de lateral izquierdo, nuevamente, y acertó:
mucha salida por izquierda, centros y un golazo contra Kadima.
¿Cuál es la sensación tras haber salido campeones?
Alegría. Una alegría muy grande
ya que hace más de diez años que estoy en el club y es la primera vez que
salíamos campeones. Tuvimos algunos ascensos, pero este es especial porque
terminamos primeros.
¿Cómo fue el proceso? ¿Cuándo te diste cuenta que podían ganar el
torneo?
Desde principio de año que confié
en el equipo. Llegaron muchos chicos nuevos con muy buen nivel, lo cual nos
motivó a los que ya estábamos de antes. Y ni hablar del trabajo de los
entrenadores (Primera y Sub-23). Daniel sosa, el DT de la Primera, confió en
nosotros para jugar bien al fútbol, tomando riesgos, enseñándonos cosas que nos
faltaron en los últimos años.
¿Cómo fue jugar este año en una posición “nueva” para vos?
Pasar a jugar de lateral después
de haber sido delantero muchos años no fue fácil. Me costó ubicarme
tácticamente la primera mitad del año, pero el DT me bancó siempre y fui
corrigiendo y ajustando detalles. Mis ganas y buena voluntad para acomodarme
también fueron importantes, ya que desde el primer momento que pasé de 3 supe
que podía rendirle mucho más al equipo y sacar más diferencia individualmente.
¿Cuál fue el partido más importante?
Vivimos el torneo partido a
partido. Es difícil quedarse con uno solo, más cuando el campeonato se definió
en la última fecha. Cada punto que sacamos fue importante para poder llegar al
final con chances. Pero para responder la pregunta me quedo con el partido
contra Macabi, el cual ganamos 1 a 0 un lunes feriado, habiendo jugado el
domingo anterior. Y también lo elijo porque el gol fue mío.
¿Qué tuvo este equipo a diferencia de años anteriores?
Un estilo de juego, un sello
propio, que todos apoyamos desde el primer entrenamiento. Y muchas ganas de
crecer en lo futbolístico para poder ascender y llegar a la “A” con una buena
base.
¿Cuál fue el gol más lindo que recordás de los que convirtieron?
Hubo muchos. Nuestra manera de
jugar nos llevó a hacer lindos goles y, además, nuestros delanteros estuvieron
finos ya que convirtieron en casi todos los partidos.
¿Cuáles son las expectativas y deseos para el 2015?
Mantener la base de este gran
equipo y hacer un buen papel en la máxima categoría. Queremos afianzarnos y
seguir disfrutando de jugar en FACCMA, en Lamroth, el club que desde muy chico
me hizo vivir tantos buenos momentos junto a mis amigos… ¡Y espero que nos de
muchos más!
Alan no tuvo su camiseta en el
Hapoel Hashkelon y las lágrimas de un niño de apenas 10 años terminaron con su
paso por el fútbol israelí. El domingo pasado, otra vez a causa del fútbol, las
lágrimas se hicieron presentes; pero esta vez fueron de emoción por haber
conseguido un gran objetivo: ser campeón con Lamroth Hakol.
Por Roger Dimant.
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