Lamroth ganaba 1 a
0 en su cancha, pero Macabi se lo dio vuelta y cuando moría el partido sucedió
lo inesperado. Ezequiel Haase, 1 del team de Benavidez fue a buscar el cabezazo
salvador y lo logró, metió el cabezazo, clavó el empate y desató el delirio.
Cuando un equipo está siendo
derrotado y faltan pocos minutos para que finalice el encuentro, los arqueros,
generalmente de gran estatura y porte físico, van en busca de algún cabezazo
que, por sus condiciones, se supone que pueden encontrar más fácilmente. Por lo
general nunca consiguen su objetivo y, es más, muchas veces pueden convertirle
de contra golpe. Pero esta fue la gran excepción.
Macabi venía de ganarle 6 a 0 al recién ascendido
Círculo. Lamroth había conseguido un empate 2 a 2 frente a Guesher, en condición de
visitante. Realidades diferentes que desencadenaron en un partidazo.
El primer tiempo encontró un poco
mejor al equipo local que, sin ser tan vertical como Macabi, llegó al gol a los
30 minutos. De pelota parada, Pablo Garber volvió a convertir (ya había mojado
contra Las Brisas, dos partidos atrás) con un gran cabezazo, dejando al arquero
sin posibilidades.
Los locales tenían un poco más la
pelota pero el conjunto macabeo se recuperó pronto: tras un desborde de Martín
Kuperman, que venía de anotar 3 goles contra Círculo, y el consecuente corner, Axel
“Toro” Faiman marcó con un testazo, colocando la pelota junto al palo,
imposible para el arquero.
En el complemento, Macabi tomó un
poco más las riendas del partido pero sin causar grandes peligros para el
equipo de Benavidez. Tras una jugada colectiva y un centro desde la derecha,
Martín Kuperman logró aumentar la ventaja tras agarrarla a la corrida y de
aire, anticipando a Haase que nada pudo hacer.
Parecía que todo iba a terminar
así y que los visitantes se llevaban los 3 puntos. Pero, faltando 2 minutos,
tras una pelota parada desde mitad de cancha bien ejecutada por Alexis Bezruk,
quien mostró un gran nivel, Ezequiel Haase, arquero local, fue a buscar el
cabezazo y lo consiguió: ganó de arriba, empató el partido y ambos equipos se
quedaron con lo que merecían, ni más, ni menos.
Por Roger Dimant.
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