Venado le ganó 2 a
1 a Mi
Refugio en un clásico de barrio que tuvo todos los condimentos: 4 expulsados,
emociones constantes, tribuna caliente y mucha fricción para darle un color
único.
Con un hermoso mediodía para
jugar al fútbol en Canning se presentaba uno de los clásicos del barrio, Venado
Vs. Mi Refugio. El local venía con muchas bajas, por lesión y sanción por lo
que empezó el partido con un equipo diezmado y al que no le encontró la vuelta.
Mirre, por su parte, arrancó con todo, buscando los tres puntos como sea. La
visita iba a entrar mejor ante un Venado deslucido, que no podía hacer pie en
la cancha y parecía estar fuera de ella.
El equipo de Horacio Linares
aguantó las ocasiones de su rival en casi todo el primer período, sin embargo,
la primera chance clara para Mi Refugio terminó en gol. Un pase filtrado para
un jugador visitante, quién quedó mano a mano con Damián Bonzani, pero el 1
llegó a desviar hacia el otro lado aunque ahí esperaba Moneda Reichstein que
esperó mucho para patear y su remate dio en el palo, pero el rebote le dio
suerte, ya que pegó en Kevin Levy, que venía a defender, y fue el 1-0.
Venado no reaccionaba y Mirre
buscaba el segundo pero el arquero local, en una ocasión desvió a corner y en
otra salió mal en un centro pero Matías Finkelstein la sacó en la línea.
Luego del descanso, el Verde
salió renovado, le quitó el balón a la visita y empezó a buscar en el arco de
enfrente. A la salida de un corner tirado por Nicolás Wilamovsky, de gran
partido, apareció Kevin Beresten en el primer palo para poner el 1-1.
El gol puso nervioso a todo Mi
Refugio y Venado lo aprovechó al máximo. Santiago Feldman, que entró en el
complemento, hizo una gran jugada personal para poner el 2-1. Cruzó casi toda
la cancha con pelota, quiso tirar el centro pero, con complicidad del arquero,
marcó el gol.
El marcador adverso terminó de
complicar a la visita que no le podía entrar al Verde, para colmo el partido se
iba a calentar, un tanto por el mal arbitraje y otro por los gritos de la tribuna.
Ariel Salomón se iba expulsado por un codazo y dejaba a Venado con uno más. Sin
embargo, unos minutos después, Mariano Mizrahi veía la roja en una jugada que
el juez de línea, un tanto acosado por el público visitante, vio una patada del
delantero que se fue a las duchas.
El partido estaba 10 contra 10
pero las chances no aparecían, a diferencia de las tarjetas que lo hacían en
cantidad: fueron dos rojas más, primero para Eric Beresten que hizo una falta
leve y el árbitro le sacó la segunda amarilla, y luego para Nicolás Wilamovsky
ya que se tiró a cortar un pase y, según el hombre de negro, fue para expulsión
directa.
Mirre no supo aprovechar la
ventaja inicial y luego la de dos hombres de más y se fue con una gran
decepción, mientras que Venado dio vuelta un partido muy complicado y cuando
quiere saca grandes partidos adelante que dan para la ilusión.
Por Damián Bonzani.
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